martes, 30 de octubre de 2007

Enhebrando la vida


Este último tramo del año, he vivido realmente muchos momentos. Si lo logro, quisiera resumírselos para contárselos, pero evidentemente será en diferentes entradas.

Descubrí, luego de encontrar un orden a mis alterados sentidos y mi esquizofrénica voluntad, que he “vivido sobreviviendo o sobrellevando la situación de este mes”. Si si, mucho bla bla, ¿pero a que me refiero? Bien, sobreviví al stress y a mi tiempo sobrexcedido de responsabilidades atrasadas, a través, de los encuentros casuales de la vida. Y vean, que la vida no me supo amarga en ningún momento por mi exceso de torpeza, sino, que le he encontrado un nuevo sabor a todo esto.

Estar atareada, dormir tarde, despertar temprano y empezar de nuevo el baile… pero aquellos pequeños descansos que hay entre largas horas de trabajo, son el pan de cada día, es como ganarse la gloria, encontrar tu pedazo de cielo en un día nublado.

Haciendo memoria y recapitulando los días, los recuerdos empezaron a llegar a mí cálidos, tan calidos. De pronto, me descubrí, en una mañana rodeada de transeúntes, entrando a una tiendita a contra luz muy concurrida por buena gente. Una vez allí, comencé mi rutinario recorrido por la sección “Novelas”, pero esta vez, parecía sin suerte. Los minutos pasaban, aún asi, estar allí era un deleite. Llenaba mi vista de tapas, prólogos e ilustraciones. Y allí, sin esperarlo, a lo alto, un título atrapa mi atención. Minutos después, salía caminando con mi objeto inanimado bajo el brazo esperando a cobrar vida, me sentía dueña de este, solo yo podía ser la madre de este ejemplar, quien le diera un lugar en este mundo, en mí mundo.

Impaciente, me senté en plena peatonal, comenzando a disfrutar del olor de las paginas, y así, sin prisa, comencé a dejarlo nacer. Ésa primera impresión me estaba consumiendo de exquisito placer, volaba a otro mundo y ya mis preocupaciones no eran mías, quizás de otro, pero no mías.

En dado momento, aún no se que cosa, me decía:_ despierta,…. mira, el mundo, tu mundo es bello, vamos observa!. - este personaje no era mi diplomático amigo a mi izquierda, y aún no se quien era - Cuestión que de a poco devolví mis sentidos a la tierra.
Primero, fui escuchando, una melodía a mí alrededor llenaba el aire, era un melancólico pero animado tango, y a su compás se escuchaban los pasos de esta pareja a mis espaldas bailando.
Luego recobré mi tacto, y sentí la brisa golpear mi rostro, mi piel rodeada de la sombra de un Aguaribay y el sol colándose entre sus hojas.
Por último, mi vista, y vi…. me ví, y entonces, ¡viva! estaba viva, por que mis sentidos se sentían excitados! chocados contra el casual contexto que me llenaba.

lunes, 8 de octubre de 2007

Las sociedades se desarrollan, la tecnología mejora nuestras vidas…Pero los días siguen durando 24hs.


Acarrea mi cabeza un dilema digamos que existencial, aseguro, no soy la primera a la que le atañe, sin embargo, se me da de forma peculiar. Déjenme contarles:

Últimamente me acuesto y levanto pensando en “todo lo que tengo que hacer” y en “todo lo que quisiera hacer”. Nunca logro encontrar un punto medio a mis balances, siempre han sido desequilibrados a mi parecer. Verán, mientras más pienso que tengo poco tiempo para desarrollar mis deberes (digámosles “mis deberes con fecha de vencimiento”), mas tiempo pierdo, irónico pero real.

Me agobia el paso de las horas, intensamente rápido. Le escapo la vista al reloj consumiendo las horas sol sumergida en algún libro; me enojo con el día por tener tan pocas horas, obligándome así a discernir entre: si disfruto sentada al solo leyendo, escuchando música o simplemente charlando con mi imaginación, o me pongo a cien manos a terminar esos deberes que dejé a último momento por poca pasión que me trae pensarlos.

Mi mente me juega sucio, me dice: - vete! ve un rato al sol, coje un libro, relájate un segundo, así!, luego podrás deliberarlo mejor. - ¿Adivinan? Sí, es como aquel duo de personajes, uno sobre el hombro izquierdo susurrándote lo que quieres oír. El mío es un español, diría que de Galicia, por lo obstinado y su marcado acento; y en mi hombro derecho hay dos niñas levitando, una me tortura la cabeza, su voz es de irritante conciencia; la otra dice cosas que no le entiendo, nunca le presto mucha atención, supongo, porque le tengo desmedida simpatía a este pícaro, pero locuaz personaje sentado a mi siniestra - no lo juzguéis mal, no es mala persona, está bien educado, y viene de familia importante, sería bien aceptado en cualquier hogar. Solo que está enervado con la sociedad y los horarios que esta impone; me ruega que no le canse con cosas que no harán mucho a mi persona. Les confieso, que hemos tenido grandes discusiones por este tema, sus tajantes caprichos me alteran; pero es tan bueno! Luego él me habla al oído, con voz suave y en tono pausado que realza su acento, él me dice, dice que no siempre tiene la verdad, que él solo dice lo que piensa… Me agrada cuando se disculpa, es como un ronroneo a mi corazón - Pero momento! No nos vayamos del contexto sin terminar la idea, ya os presenté a mi amigo y no quiero desvariar más.

Hablaba de las horas y las obligaciones con mis compañeros, llegábamos a estar de acuerdo en un mismo razonamiento! Que maravilla! - Vale aclarar, no incluyamos a la niña que levita con gesto ausente y palabras extrañas; me atrevo a decir que hace alusión a mi despiste, pues estábamos en medio de esta conversación y sorpresivamente empezó a contarnos de un lindo auto rojo que tenía su madre. - Este pensamiento en el que coordinábamos, decía así: “la falta de voluntad, encuentra buenas excusas para retrasarte”, pero todos sabemos que cuando dejas pasar las cosas, el tiempo las empeora. ¿Ya ven a donde quiero llegar? Les digo entonces, si los días durasen más, o si existiese ese bendito día Osvaldo que nos vende Quilmes en sus publicidades, con la gran teoría de 5 días laborales, quizás media jornada mas por el sábado y sin falta 2 días y medio de descanso y para el provecho de cada quien a su gana… “Domingo y Osvaldo”. ¿No nos aprovecharía mas el tiempo?, es decir, ¿no lo llevaríamos con mas calma? De repente!, así como así, agregar un día, y entonces, los horarios podríamos distribuirlos en 24 horas más todas las semanas.

Hay! Que engaño, se apagaría con tal brevedad la alegría de esta extensión de tiempo como la nieve al tocar el húmedo pavimento urbano. La sociedad emprendería extensos proyectos de mayor carga horaria, se perdería lo sagrado del descanso en ese día, la interminable semana se volverá más larga y desde entonces con 8 días por delante para que termine. Y así, nuevamente, las horas de ocio se limitarán a aquel viaje, ese de 30 minutos, arriba del transporte público, mirando las luces de la ciudad, con un caldeado ambiente de cuerpo humano y chiflidos de aire frió en cada parada; luego, la bajada, tocas el timbre y caminas a casa, solo un par de cuadras para terminar de desarrollar tu idea bajo las luces de las farolas que se esconden en las copas de los árboles, y apuras el paso a casa.

Dejando de lado toda compostura literaria - si puede llamársele así - les anticipo mi conclusión… “EL TIEMPO ES JODIDAMENTE CORTO” - mi compañero se vanagloria de mi arrebato, con ojos chispeantes me aplaude la irracionalidad de mi rencor contra la nada, pero yo sé que es contra mi misma.- Y por último, recuperando mi seudo seriedad, termino con una pregunta explicada…

Pregunta:
¿Cuál es, la forma de aprovechar el tiempo que seguirá siendo de 24hs, siendo que este no conste de una estructuración en forma metódica regulando así lo que voy a hacer en el día entre las 9:15 y las 12hs, luego almuerzo y ver que puedo adelantar de la facultad entre las 15hs y las 17hs, agregando además en algún espacio la convivencia que quiero dar a las personas que me brindan su compañía?

Explicación:
Amigos, odio la rutina y todo lo que le concierne, me abstengo de hacer vida con horarios de oficina. No digo que los rechace, se que en este caso lo mas sensato es mediar lo que quiero y lo que debo con lo que puedo, encontrar el equilibrio, el punto medio. Pero siempre he sido amante del caos y todavía no le quiero menos…



sábado, 6 de octubre de 2007

A mis confidentes...


Se han puesto a pensar alguna vez, que las personas que lo rodean a uno, esas que llamamos amigos, pareja, compañero o familia son tus confidentes?... y me refiero con esto, a que, estas personas con las que uno comparte momentos de la vida, son aquellos que van a guardar testimonio de lo vivido, son las personas que prueban y conocen tu existencia, lo que te hace ser vos y no otra persona, el que hace compañía e interactúa en las situaciones que te propone la vida, el que guarda recuerdo de ti...

A mi forma de ver, uno primero existe, luego se crea a si mismo... pero como advertís que existís una ves que te has creado? quien te asegura que no sos parte de una ilusión en el reflejo del sol sobre la arena? Aquellos a quienes vos compartís tu vida, asegurando su existencia, y a la ves estos confirmando la tuya...

Quizás, no termino de exponer la importancia del tema que corre en mi cabeza... quizás se quede ahí... pero piensen un segundo, si hemos valorado la idea, de ver a los que conviven con nosotros cada día como nuestros confidentes, aquellas personas que por estar a nuestro lado, nos ayudan a definirnos y saber que estamos presentes, que existimos, que nos enseñan en la interacción el valor de sentirse vivo, el compartir... vivir mas allá de uno y de la mente, sentir el mundo mas allá de la tridimensionalidad en el cual lo observamos...

Un día, pensando en esto, se dio que, en la clase de publicidad, me pidieron que escribiese una especie de "epitafio" o mas bien un pensamiento de como veía el día de mi muerte...

Y recordando un poco a Moliere y su epitafio, escribí esto, que quiero compartir aquí con aquellos que aseguran mi existencia, y dice así:

Saralegui, Soledad 1987 - ...

Aquí acompañamos la interpretación de su último papel, el más difícil - la muerte - Los actores del reparto son sus confidentes, quienes ahora rodean con cálidas lagrimas su lecho. Ahora, ellos tomaran el papel de relatores para mantener con vida su historia y la explicación de su última interpretación, donde juega con la muerte... y la engaña muy bien, siendo esta su ahora, eterna compañera.

lunes, 1 de octubre de 2007

ya existía, pero me inventé


A continuación y para dar comienzo a este blog, comparto con ustedes un cuento de Jorge Bucay que creo que es muy lindo para compartir, y que muchos ya deben conocerlo.


... Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador...
Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir, Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar.De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar.
El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor.Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida.Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla.

Decía:Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas
El buscador se sintió terriblemente conmocionado.Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba.

Una por una, empezó a leer las lápidas.Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años...Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó.Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No, por ningún familiar —dijo el buscador—. ¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?

El anciano sonrió y dijo:- Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.
Le contaré...:“Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:A la izquierda, qué fue lo disfrutado.A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo. Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media...?Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso...¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo...?¿Y la boda de los amigos?¿Y el viaje más deseado?¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?¿Horas? ¿Días?Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... Cada momento.
Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba.

Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido".


Vivir la vida al máximo! eso es lo mas importante y lo primero que quiero dejarles dicho aquí.

Se nos olvida a veces, que la vida es una.. que no hay mas, que cada día que pasa es uno para agregar a nuestros años, a nuestra experiencia... cuantes veces habremos dicho:

" si, me gustaría hacer algo así" "quisas en algun momento" "no, ya estoy grande para eso" " en otra oportunidad"... y así otras tantas.

Cuando logro hacer conciencia de esto y escucho a alguien decir eso, lo aliento para que se anime a hacerlo en el momento, aprovechar la oportunidad... las cosas no vuelven, podemos en el futuro encontrar cosas similares, pero los dias que dejamos pasar, y las oportunidades que enterramos con ellos no vuelven... no hay que ponerse limites, la vida se encarga de ello.